“… He venido con algunas preguntas y he hallado respuestas. Se me hace palpable más que nunca, que nuestra existencia es una paradoja, una delicada e íntima relación entre luces y sombras, donde el silencio es canto y travesuras del viento o es bajar unos cuantos escalones en el interior de uno mismo para abrirse a la manifestación de otros sonidos o voces.
La Murtra es un cómodo sillón al fondo de una habitación de grandes ventanales. Todo sucede afuera y adentro es la calma o todo sucede adentro y afuera es la calma. Esto es el desierto, pero es verde en su interior… y el silencio me ha envuelto hasta sentir ansias de volver a lo cotidiano. Y desear volver a lo cotidiano es para mí la señal de que ha sido un buen proceso, que soledad y silencio no es evasión del mundo, sino una comprensión más profunda de él, un amor más profundo hacia él (el mundo todo, el de afuera y el de adentro).
Gracias por hacer de los lugares de silencio su filosofía de vida y su camino de vida… Que su siembra siga dando maravillosos frutos…”
M.M. febrero 2015
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