Estar descalzo es la base para sentirse libre. Para ser libre.
Desde pequeños nos han calzado,
bajo capa de higiene “nos han separado” de la naturaleza, del mundo,
nos han impedido tocar y acariciar la tierra, con nuestros pies, al andar.
Nos han atrofiado e hipersensibilizado de tal manera,
que ya nos es imposible ir descalzos…
bajo pretexto de confort nos han atenazado.
Desde pequeños,
los “zapatitos de punto” y los que les han seguido,
han sido como grilletes, cada vez más duros y rígidos,
que nos han metido en las coordenadas de un sistema.
¡Qué difícil lo tenemos para tocar y acariciar con nuestros pies al andar!
Urge volver a recuperar el estar, el ir, descalzos.
Sin ello es imposible la conquista de nuestra libertad externa e interna.
Alfredo Rubio de Castarlenas