Los mediodías son todos muy iguales; el día es para trabajar. Las noches son muy parecidas todas; son para dormir. Los amaneceres y los atardeceres son bien diferentes de un día para otro; no hay dos amaneceres iguales ni tampoco dos atardeceres; es que son para ser contemplados.
La gente conocerían más a Dios si contemplaran amaneceres y atardeceres que son signos de Dios, vivo, variante, que no quiere la rutina, que sorprende.
Una civilización que no permite ver los amaneceres y atardeceres,conduce al ateísmo.
Alfredo Rubio (escrito el 24-VII-1985)