«Fue un regalo misterioso haber conocido este lugar místico, donde Dios habla directo al corazón. Me siento eternamente agradecido del cariño en cada detalle puesto. Me siento lleno de vida en donde el alimento fue la luz del sol y la calidez de la gente con la que compartí. Gracias por dar la posibilidad para que caminantes como yo, podamos hacer un alto y llenarnos del Dios vivo que se entrega y se regala…»
O.A. sept 2019