La tierra es una, como el mar también.
¿Quién ha puesto en los mapas crucecitas
como largas fronteras nunca escritas
por Dios el Creador de tanto bien?
Los hombres, ciertamente; sí se ven
en familias, en etnias circunscritas
en lenguajes, culturas. Y en casitas,
hogar de cada grupo en su vaivén.
Pero los hombres han de recordar
que antes que sangre, son aún más su ser;
por eso hermanos son en la existencia,
pues sin ella no habría pertenencia
a un apellido ni esa sangre haber.
¡Toda la tierra así, hemos de amar!
Alfredo Rubio de Castarlenas