El silencio siempre ha sido en nuestras vidas, algo fuera de nosotros, algo que siempre se quedaba en la superficie. En esa superficie nuestras vidas toman sus rumbos. El silencio es la herramienta para ¡romper! esa superficie.
Es la herramienta para explorar las profundidades de nuestras almas, para escuchar quien realmente somos, dónde estamos en nuestras vidas, qué es lo que realmente queremos para nosotros y para nuestros seres queridos.
En el silencio no tenemos excusas, solo podemos mirarnos y aceptarnos así como somos, con todos nuestros defectos y nuestras cualidades.
En silencio tomamos conciencia de que realmente nuestras vidas nos pertenecen y tenemos la posibilidad de tomar las riendas.
El silencio cuesta, es duro, nos pide trabajo. En la Murtra ese trabajo se hace realidad. En la Murtra, un lugar del alma muchas veces escondido, se hace paredes, se hace casa, la casa del silencio.
En la Murtra, la perspectiva cambia y te permite mirar hacia lo que es esencial en tu vida, y que realmente cuenta.
En la Murtra se hace visible la conexión entre el fuera y el dentro; puedes mirar hacia fuera en sus magníficos paisajes y desear que también tu vida dentro se haga tan bella.
En el silencio de la Murtra te sientes más cerca de Dios, experimentas su belleza y su grandeza.
Aquí, si en el silencio escuchas bien, Dios te habla y te dice… Hijo mío, te quiero así como eres y quiero lo mejor para ti!
Testimonio de un huésped
1 comentario
Hermoso testimonio!