«Hay que dejar de lado todo lo que no fluye inmediatamente del amor; de lo contrario, ‘se monta un chiringuito’, se organiza por organizar. La desnudez del amor es un camino más seguro que todos los caminos que la sabiduría humana construye sobre sus propias certezas.» (Domingo, 19 de junio, 1966)
«En un diálogo, los silencios ocupan siempre un lugar importante. Lo mismo vale para la conversación que Dios mantiene con nosotros. «(Sábado, enero 1967)
«Toda vida nace de la liberación en profundidad de nuestras fuerzas afectivas: tratar de vivificarlas, profundizarlas, alimentarlas, es prepararse al encuentro infinito con Dios.» (19 de enero, 1967)
«La realidad es el lugar donde encontramos a Dios: esto nos ha de reconciliar con nuestra situación concreta.» (16 de octubre, 1967)
Fragmentos extraídos del libro de Josep M. Rambla Blanch, sj., “Dios, la amistad y los pobres. La mística de Egide van Broeckhoven, jesuita obrero”.
El día 28 de diciembre de 1967, el desplome de una descomunal plancha de metal cortaba la vida de Egide van Broeckhoven, jesuita obrero en una fábrica de Bruselas. El trágico accidente, a la vez que segaba una joven vida de 34 años, constituía la cima de un ascenso que le llevó de la experiencia profunda de Dios a la amistad que dimana del Dios Amor, una amistad vivida sobre todo con los más pobres, aquellos para quienes el evangelio ha de ser la verdadera buena noticia.