De la noche, son casi ya las doce
del día veinticinco de este mes
en que el día se alarga y a su vez
su Luz vino y así el alma se goce.
Alguno pasa y no, no te conoce.
¡Si inconfundible tu figura es
pues se nos cambia el corazón después
de mirarte un instante o un leve roce.
¡Dios mismo entre nosotros! ¡Navidad!
Vino el Verbo que es Sabiduría
Palabra que coespira al mismo Amor.
Deseo recibirte en Caridad
y ser tu mansión la casa mía.
Así me llenaré de tu esplendor.
Alfredo Rubio de C.