Hay momentos muy hondos
En que casi yo soy sólo conciencia.
Olvidado de todo, hasta de mi cuerpo,
tan sólo sé que existo
y aún no sé qué es eso tan ingrávido
ni tengo aún una palabra válida
para decirlo.
Más que saberlo –que es mucho decir-
lo siento; ¡siento lo que siento!
siento que vivo.
¿No será eso acaso
el pozal más profundo
de la sabiduría?:
¡saborear lo que se siente
sin poderlo dudar, “Existo”!
Luego… ya vendrá la escalada
de ese duro bregar
del raciocinio
para alcanzar -¡quién lo diría!-
sólo el reflejo de lo que se es.
¡Qué poca cosa alcanza el pensamiento!
Qué fácil es perderse en espejismos…
¡Qué cosa en cambio tan segura
ese sentirse ser
-ser en el Ser- tan solamente!
que ya en su desnudez lo es todo
pues es amor agradecido.
Alfredo Rubio de Castarlenas