No debemos pararnos mucho en los problemas, los fracasos y las fuerzas contradictorias que no nos llevan a nada. Tenemos que pasar lo antes posible a la etapa esencial: descubrir el don único, los talentos confiados a cada ser humano, para que no queden enterrados y fructifiquen en Dios…
Dios nos quiere felices y nos anima a caminar de descubrimiento en descubrimiento, de un comienzo a otro.
Aceptar una y otra vez las pruebas habitualmente unidas a la existencia humana… Buscar siempre la paz del corazón… Y la vida se hace bella… Y la vida será bella. Y brota lo inesperado.
Hno. Roger de Taizé