Lo primero que tienes que hacer antes de empezar siquiera a pensar en algo como la contemplación, es tratar de recuperar tu unidad natural básica, reintegrar tu ser -que se halla dividido en compartimentos- en un todo sencillo y coordinado, y aprender a vivir como una persona humana unificada. Eso significa que tienes que recoger de nuevo los fragmentos de tu distraída existencia para que cuando digas “yo”, realmente haya alguien presente que sostenga el pronombre que has pronunciado. (Thomas Merton en “Semillas de contemplación”)
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