Estuvimos días atrás en la Laguna Chaxa, la cual se halla en el Salar de Atacama , la reserva salina más grande de Chile, que posee una superficie de 3000 kilómetros cuadrados y donde se encuentran grandes reservas de litio, potasio y yodo.
Situada a 2300 metros sobre el nivel del mar, esta laguna, dividida en varios espejos de agua donde las costras de sal son especialmente abundantes, es un escenario de espectacular belleza.
Esta particular belleza ha sido tallada por milenarios procesos hídricos y geomorfológicos, donde la cuenca salina recibe las aguas de la Cordillera de Los Andes, las que son evaporadas por el efecto del sol quedando un paisaje sobrenatural de costras de sal. El principal atractivo de Chaxa lo conforman las diversas comunidades de flamencos que habitan permanentemente el sector. Las especies que se pueden avistar son la Parina Grande, Parina Chica y el Flamenco Chileno, aves protegidas y que anidan anualmente en este lugar.
Escenario que muestra todo su esplendor en el atardecer y ante el cual, aún siendo bastantes las personas que lo estábamos admirando, se produjo un profundo silencio de contemplación. No había viento y la placidez de esos instantes junto a la paleta de colores que iba cambiando y se iba intensificando con el paso de los minutos, nos dejó una huella imborrable.
Fotos: Claudia Tzanis