Soy religiosa dominica Argentina, vivo en Santiago del Estero, provincia ubicada al norte del país. Hace dos años aproximadamente tuve la ocasión de conocer la existencia de la Murtra Santa María del Silencio (Chiu-Chiu), este es el segundo año que la visito.
Conocí este lugar providencialmente, hace unos años me invitaron a cursar un Master de Espiritualidad Transcultural en la Universidad Ramón LLull de Barcelona. Dentro de los requisitos y exigencias para concluir el Master se incluye una estadía de un tiempo determinado- lo suficiente para conocer el proyecto- en una institución vinculada al tema de investigación. De todos los lugares que se proponían para este objetivo (para una experiencia de inmersión) desde el primer momento sentí una gran atracción por conocer y realizar mi proceso en este lugar, las características del entorno me resultaban reveladoras de algo muy especial. Mi primera visita fue en diciembre del año 2024 durante aproximadamente quince días, además de conocer un lugar que respondió al objetivo del Master que era lo que buscaba, durante la estadía en la Murtra, viví una experiencia que supero el objetivo inicial, alimentó y nutrió el deseo que venía experimentando de encontrar espacios de silencio y soledad en un escenario privilegiado. Durante estos días tuve la oportunidad de entrevistar y conversar con Lourdes quien permanece en este lugar desde el año 2000. Tenía mucha inquietud por conocer la intuición que había inspirado este lugar de silencio, oración y soledad, en la cercanía de un pueblo tan pequeño y en medio del desierto de Atacama. Al escuchar la historia de los inicios y la intuición que los trajo a este espacio me hizo admirar aún más, el carisma de este lugar y constatar nuevamente que el Espíritu sigue inspirando espacios sagrados, para mirar con otros ojos, encontrarse con el misterio y recuperar el sentido de nuestra vida, debilitado muchas veces por el ritmo de vida de nuestras sociedades.
Este año 2025 regrese al mismo lugar, hoy 25 de noviembre de 2005, es la última noche de estadía en este maravilloso espacio que siento como el tesoro del evangelio, un lugar que revela la presencia de Dios en medio nuestro, a través del paisaje, de las personas que habitan la Murtra, del silencio y el misterio que envuelve en una soledad abrasadora, pero a la vez con el asombro que provoca el desierto y su sabia austeridad.
En estas dos visitas a Santa María del Silencio, siento que revisité mi historia vocacional, tengo aproximadamente cuarenta años de consagración a la vida religiosa dominicana. ¡Este lugar me ha enriquecido y fortalecido en el carisma de estudio y contemplación, horas de estudio en medio del desierto y la soledad intentando penetrar cada vez más el misterio de Dios! El tiempo adquiere aquí un sentido especial, por momentos se detiene, nos regala la posibilidad de contemplar la creación y ampliar la mirada, abre nuestros corazones y nuestras mentes a los demás. En la vida dominicana, el estudio es un acto de esperanza, aprendimos en la espiritualidad dominicana que nos hace mendicantes de la verdad, esta experiencia se ha profundizado en estos tiempos transcurridos en la Murtra, mi pasión por el estudio, el silencio, la soledad y la contemplación se han nutrido y han acrecentado la sed de encuentro con el misterio que envuelve nuestra vida.
Contemplar el paisaje de modo exhaustivo y cotidiano significa fundirse en él, apartando la mirada de sí mismo, cuando contemplamos recobramos el sentido de la admiración ante el milagro de la creación y regresamos a los demás más vacíos de nosotros mismos y con el corazón más compasivo.
Tenemos que animarnos a transitar tiempos y espacios de soledad y silencio, construir caminos mas contemplativos y silenciosos, no solo tiene efectos curativos, sino que son tiempos salvíficos, que se nos ofrecen a todos, solo se necesita disponer el corazón y confiar que el don ya esta presente en nosotros, solo es necesario animarse a transitarlos… la Murtra de Santa María del silencio es una gran mistagoga.
Agradezco a Dios el Don que nos ofreció su Espíritu al inspirar un espacio como la Murtra Santa María del Silencio, un lugar salvífico en medio del desierto.
Dios bendiga abundantemente a quienes llevan adelante este carisma y lo sostienen en el tiempo.
Maria Haydée Herrera
Martes 25 de noviembre de 2025