El silencio es el vacío que posibilita lo pleno.
Todo lo lleno anhela el vacío para no quedar
saturado de sí mismo.
El silencio de los sentidos, de los deseos, de la mente.
El silencio que nos devuelve el estado
prístino de ser, de simplemente
ser en el Ser.
Quietos, callados y acallados,
solo siendo y sintiendo la respiración
llenando y vaciando nuestro anhelo.
Abriéndonos mansamente,
nos dispone a recibirnos
en la inmensidad anegada de Presencia.
Presentes en la Presencia,
nuestra conciencia le da eco.
Javier Melloni