El 4 de octubre, como cada año, se celebró en Chiu-Chiu la fiesta de San Francisco, su santo patrono. Esta fiesta vino antecedida por una “novena” que duró casi dos meses, pues se inició a principios de agosto. Cada día se llevaba la imagen del santo a una casa del pueblo. Allí nos congregábamos y compartíamos un rato de oración y de ágape. A lo largo de esa peregrinación se fue creando clima de comunidad. Es una costumbre que se inició hace unos pocos años y que año a año se ha ido afiatando. El 3 de octubre, se realizó la entrada de cera y la vigilia, y el 4 celebración de la Eucaristía presidida por el obispo de Calama, Mons. Oscar Blanco y después procesión por las calles del pueblo en la cual se fueron haciendo distintas paradas delante de las casas que habían preparado un pequeño altar. En el Calvario, a la entrada del pueblo, se pidió quién quería ser alférez de la fiesta del próximo año y con mucha alegría y aplausos de parte de la concurrencia, se ofreció una familia. Después se fue a Chacras Viejas para realizar el pago a la tierra y posteriormente se regresó al pueblo para la “boda” o almuerzo comunitario, terminando el 5 con la kacharpalla.