
“La Murtra fue constante regalo. Cuando se dice que el silencio es sinónimo de ausencia… estando se descubre todo lo contrario. Fue un regalo encontrar tanta presencia y poder percibirla con todos los sentidos. Dios se nos dio por entero y recibí esa invitación de forma clara con la intercesión de Santa María del Silencio. Esa luna que se asomaba por el ventanal del oratorio, ese sol que nos acompañaba al desayuno, esas ovejas que deambulaban y pastaban libres, esos algarrobos camino...