
¡Qué hermosas son las nubes. Y las piedras! Y ese cristal que corre por los ríos y el raudo viento de invisibles bríos; … las rosas junto a verticales yedras. Más tú ¡hombre ancestral! que siempre medras a través de la historia en sus bajíos o frente a cumbres de altos desafíos y ante ningún obstáculo te arredras. Qué bellas ¡Dios! las obras de tus manos, tanto el águila como los gusanos o leones y tigres entre acacias. Mas nada cual nosotros ¡Te alcanzamos! gigantes nos...